No pecar de exceso con las duchas. Ducharse más de dos veces al día puede ser malo ya que puede favorecer la deshidratación de la piel. Hay que ser cuidadoso con el uso del jabón y el agua pues rompen la protección natural de nuestra piel.
Una ducha helada contra la fiebre no es buena idea.
Una ducha con el agua fría, antes de ser un remedio contra la fiebre, es la mejor forma para coger una pulmonía. El baño tendría que ser con agua templada, y tampoco abrigarse como si se fuera acabar el mundo.