Hasta hace unos días Wade Groom trabajaba como vendedor en una tienda de moda neoyorkina y no debía estar muy contento con su salario, pues publicó una foto de nómina en su cuenta de Instagram para quejarse de que sus bajos ingresos no le llegaban para pagar la manutención de sus dos hijos de cuatro años y de su exmujer. El comercial ganaba 15 dólares la hora más un 3 por ciento de cada venta (unos 1.500 dólares mensuales), cifra que según él es insuficiente para subsistir en una ciudad tan cara como Nueva York.
Al final, esta ocurrencia le ha salido muy cara… La empresa no se tomó nada bien su hazaña y, dos semanas después de la publicación, ha decidido prescindir de sus servicios argumentando que violó las normas de confidencialidad que había firmado en su contrato laboral.